miércoles, 30 de agosto de 2017

¿quién quiere engañarme?



Estoy sentado ahí en la vía, al alcance de cualquier bribón, y pregunto: '¿quién quiere engañarme?'.
He aquí mi primera cordura: dejo que me estafen con tal de no tener que precaverme de los estafadores.
¡Ay!, si me precaviese de los hombres ¿cómo el hombre podría servir de amarra a mi globo? ¡Harto fácilmente sería arrastrado yo hacia las alturas!
Tengo que vivir sin precauciones - así lo ha decretado mi destino.
Y quien no quiere perecer de sed entre los hombres tiene que aprender a beber en todos los vasos; y quien quiere permanecer puro entre los hombres tiene que saber lavarse también con agua sucia.
Y muchas veces me he dicho para consolarme: '¡Vaya! ¡Ánimo, viejo corazón! ¡Se te malogró una desgracia - celébralo como tu felicidad!'.

Y he aquí mi segunda cordura: tengo con los vanidosos más consideraciones que con los orgullosos.
¿No es por ventura la vanidad herida la madre de todas las tragedias? En cambio, donde es herido el orgullo crece acaso algo que es aún mejor que el orgullo.
Para que la vida sea un espectáculo grato, es menester que sea representada bien; requiere esto buenos actores.
Todos los vanidosos se me han revelado como buenos actores; representan su papel y ansían espectadores complacidos; - todo su espíritu está en esta ansia.
Se representan y se inventan a sí mismos; me gusta observar junto a ellos la vida - para curarme la melancolía.
Tengo consideraciones con los vanidosos, pues me curan de mi melancolía y hacen que el hombre me retenga como espectáculo.
Además, ¿quién comprende la modestia del vanidoso en su cabal medida? Suscita el vanidoso mi simpatía y compasión, por lo modesto.
Quiere aprender de ustedes la fe en sí mismo; se alimenta de vuestras miradas, come el elogio en vuestras manos.
Cree hasta vuestras mentiras si mentís bien sobre él; pues en lo más hondo de su corazón suspira: '¡qué soy yo!'.
Y si la virtud verdadera es la que se ignora a sí misma, ¡bueno, el vanidoso ignora su modestia!

Friedrich Nietzsche
Así habló Zaratustra

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